martes, 27 de septiembre de 2016

Querer al que te lastima

Que compleja estaría siendo mi mente. Después de tanto daño, igual se sigue acordando de las cosas lindas. Después de tanto daño sigue queriendo un abrazo. Después de tanto daño, sigue queriendo escuchar un perdón.

Que compleja estaría siendo mi mente. La psicóloga me decía que me aferro mucho a las cosas de la forma en las que yo las quiero ver, pero que en realidad son de otra manera. Por eso puedo perdonar cosas imperdonables, y por eso puedo seguir queriendo aún cuando tendría que dejar de querer.

Y como sigo queriendo, me encuentro enojada. Me encuentro enojada conmigo misma, por no saber poner un límite, por no saber decir que "no". Me encuentro enojada con mi estúpida ilusión, la estúpida ilusión de creer que las personas cambian (otra vez, me aferro a mi propia construcción de la realidad).

Hoy odio. Odio mucho. Odio porque todas las personas que están al rededor mío, no son vos. Porque nadie me va a regalar tu sonrisa, nadie me va a dar un abrazo tan cálido como el tuyo, NADIE me va a dar un beso de bienvenida como yo de verdad lo necesito. Pero tampoco nadie me va a lastimar tanto. Nadie me va a hacer sentir menos; menos linda, menos flaca, menos interesante, menos inteligente, menos sensual. Nadie me va a hacer sentir que no alcanzo, que no doy lo máximo de mi, que no los reconforto como ellos querrían que así lo hiciera.

Pero a pesar de todo eso estoy enojada. Porque me cuesta mucho tomar decisiones y llevarlas hasta el final de los tiempos. Porque necesito de verdad a alguien a mi lado, a alguien que pueda entenderme, darme alegrías, darme energías para seguir.

Ahora me pregunto: ¿por qué lo espero de alguien y no de mí misma?
Y ahora me respondo: porque compartirlo con alguien es mucho más lindo. Y eso es lo que me molesta.

domingo, 31 de julio de 2016

Caer es fácil, lo que cuesta es levantarse



Hoy llueve muchísimo. Llueve. Pero llueve afuera. Esta vez no es adentro. Esta vez el alma está calentita, acobijada, aunque enchastrada en la sangre vieja de todo lo que pasó. Pero, para algo existen las cicatrices ¿no? Tal vez es un consuelo de tontos, tal vez todo sería mucho mejor si nunca nos doliera nada, pero tampoco apreciaríamos las mejores cosas que tiene esta vida.

Hoy llueve afuera, esta vez no es adentro. Y qué largo todo el proceso de curarse, y qué lento, y qué doloroso. Creo que nunca termina de cerrar. Pero mirar para atrás y ver el camino recorrido, aprender de nuestro dolor, puede ser una de las cosas más lindas que hay,

Compartir el dolor contigo misma, mirar a tu persona de ayer y pensar que nunca será la de mañana. Aprender de lo que no queremos. Aprender que tenemos que tener las personas correctas al lado, las personas que te empujan hacia lo mejor, hacia lo más lindo. No podemos perder la vida con personas que no valen la pena. Es sólo una, vamos a avivarnos.

Prendamos nuestra propia llama, amemos con fuerza y sin miedo, pero no nos dejemos tirar. Es muy fácil boicotearse, si lo sabré. Caerse es muy fácil, lo que más cuesta es levantarse.

jueves, 18 de febrero de 2016

Diario de una separación 3

Noche 3:

Se empieza a sentir la ausencia. Después de una siesta para no hablar con nadie y una larga caminata para hablar solo contigo misma, esa presencia que estaba todos los días empieza a desaparecer. Se vuelve un poco más lejana.

No sé qué estás haciendo, me gustaría contarte que lindo atardecer vi hoy, y lo que pensé de la muerte. Quiero sentir tus abrazos y tu calor, tu sonrisa que estoy segura que era verdadera. Hablando con la gente, me descubro contando cosas que me explicaste vos, entusiasmado por saberte sabio.

Ayer te odiaba pero hoy no puedo. Te quiero escribir pero tampoco puedo.  Te quiero ver, pero no estoy segura de que sea  bueno.

En la noche de hoy mi única esperanza es que algún día te des cuenta de que siempre estuve ahí.  Con un cartel sorpresa y una torta de chocolate con mucho dulce de leche.

Diario de una separación 2

Noche 2:

Después de una noche de tragos wild on, hoy tengo resaca.  Y me tuve que levantar temprano para tomarme un bondi interdepartamental (fui parada) para hacer vida de familia. Me quise suivida.  Una con ganas de quedarse llorando en el cuarto pero tenes que poner tu mejor cara de poder y hablar del calor que hace en verano.

Pero no aguantas. Y lloras con tu madre, con tu padre, y con una amiga de ellos que por suerte es psicóloga y seguro vio casos más graves que el tuyo. Es la etapa de hacer público el dolor; con este llanto te digo que no me preguntes como está aquel, porque no está más. Y vos no estas feliz.

Pero pensas que capaz que te sigue queriendo, y a pesar de todos los errores se puede reconstruir en las cenizas de aquella relación que se fue a la mierda. MOMENTO CRÍTICO: aprende que NO se va a reconstruir nada, cuando algo se rompe en serio no es fácil arreglarlo.  Las oportunidades estuvieron antes, antes de romperte del todo.

Y de repente llegan datos. Empezás a descubrir mentiras y engaños, y surge la gran incógnita: ¿era todo mentira? Ahí te enojas, mucho odio y tristeza. El odio sustituye a la melancolía, y eso te hace sentir un poco mejor: por lo menos no tenés ganas de verlo.

Diario de una separación

Noche 1:

La pelea. La separación a las 10 de la mañana; me esperaba una tarde de muchas lágrimas e indignación.  Pero en esa noche de martes de verano no iba a quedarme de brazos cruzados: 3 amigos, 4 cervezas, 6 fernet, una vereda y 6 hombros de confianza. Confianza de la buena.

El primer día sin saber en qué andaba, la primera noche sin sentir su abrazo cálido. Pero PARÁ. Recién empieza la noche y vos sos una diosa a la que no le importa nada. Sólo reír y tomar ¿Quién era ese? No me acuerdo.  Si el no me amaba, yo tampoco.

Y sin más aparecen las 5 de la mañana entre miradas borrosas y charlas sin sentido. Y todos se empiezan a ir a su casa, y vos te volvés a tu casa sola... Extrañando mucho, queriendote poco. Y ahí algún amigo se da cuenta, y ahí largas todo el llanto que tenías guardado, y por ahí tu amigo llora contigo y ahi si te das cuenta quiénes son los que de verdad te quieren.

sábado, 6 de febrero de 2016

La verdad es una señora que da miedo


¿Qué es la verdad? ¿Quién es la verdad? Debe ser una señora que da miedo... De esas con mirada soberana, una mirada que lo impregna todo de sabor a menta. A menta granizada. Esa sensación refrescante en la boca con un tono dulzón, triunfante de que elegiste el gusto perfecto entre tantos colores de sabor.

La verdad es una señora que da miedo... Siempre está abrigada, con muchas capas de ropa en caso de que el frío la traspase ella esté preparada. Una polera que la ahogue el grito en la garganta, un buzo que la haga sentir protegida, una campera para cubrir todo lo que está por dentro y por su supuesto un soutien para sostenerla. Sino se cae por su peso.

La verdad es una señora que da miedo... No cualquiera puede hablar con ella, y si le hablás dale tiempo a que te conteste. No la vas a encontrar en el puesto de manzanas verdes de la feria de los miércoles, ni esperando el ómnibus en la parada que te queda a dos cuadras de tu casa; tampoco la vas a encontrar paseando a su perro. Hay que tocarle la puerta de su casa suavemente y esperar a que te abra.