domingo, 31 de julio de 2016

Caer es fácil, lo que cuesta es levantarse



Hoy llueve muchísimo. Llueve. Pero llueve afuera. Esta vez no es adentro. Esta vez el alma está calentita, acobijada, aunque enchastrada en la sangre vieja de todo lo que pasó. Pero, para algo existen las cicatrices ¿no? Tal vez es un consuelo de tontos, tal vez todo sería mucho mejor si nunca nos doliera nada, pero tampoco apreciaríamos las mejores cosas que tiene esta vida.

Hoy llueve afuera, esta vez no es adentro. Y qué largo todo el proceso de curarse, y qué lento, y qué doloroso. Creo que nunca termina de cerrar. Pero mirar para atrás y ver el camino recorrido, aprender de nuestro dolor, puede ser una de las cosas más lindas que hay,

Compartir el dolor contigo misma, mirar a tu persona de ayer y pensar que nunca será la de mañana. Aprender de lo que no queremos. Aprender que tenemos que tener las personas correctas al lado, las personas que te empujan hacia lo mejor, hacia lo más lindo. No podemos perder la vida con personas que no valen la pena. Es sólo una, vamos a avivarnos.

Prendamos nuestra propia llama, amemos con fuerza y sin miedo, pero no nos dejemos tirar. Es muy fácil boicotearse, si lo sabré. Caerse es muy fácil, lo que más cuesta es levantarse.